¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
La vida es cambio, pero los seres humanos tendemos a aferrarnos a lo cómodo y conocido, y también a resistirnos a las dificultades e inconveniencias. Hay variedad de razones para no asumir cambios
Destruyendo a nuestros enemigos
En el mundo ideal, ese que algunos llamarían paraíso, o Edén, o Cielo, o nirvana ,o Aaru o incluso elíseo, en ese mundo donde no habrían guerras, y por lo tanto, tampoco enemigos, todos disfrutaríamos la vida tal cual es y para disfrutarla tendríamos que compartir y ayudarnos mutuamente, de manera más sencilla: amarnos los unos a los otros.
Sin temores
Sea cual fuera el caso, el temor es producto del pensamiento y a partir de ello se genera una serie de procesos químicos en nuestro organismo que cohíbe nuestra atención y perjudica nuestra salud emocional y física. Es evidente que una persona invadida del temor coarta su propia libertad, porque disminuye la capacidad de pensar y de actuar con inteligencia.
Dueños de la propia vida
Desde hace muchos siglos, la humanidad sabe muy bien que para mantener una buena relación con los demás, ha de ser dueño de la propia vida y dejar que los demás vivan la suya. Fue hace más de una veintena de siglos que Platón dijo que «La libertad está en ser dueños de la propia vida», y aún así, de generación en generación, se transmite el concepto más no su acción.
La razón, la inspiración y el derecho
Víctor Hugo alguna vez dijo: "La libertad es, en la filosofía, la razón; en el arte, la inspiración; en la política, el derecho". ¡Cuánta razón tenía, qué inspirado estaba y lo dijo con todo su derecho! Uno de los tesoros más grandes para la humanidad es la libertad, y como ese gran escritor apuntó, no se refiere en ningún contexto a la libertad del cuerpo físico, pues todos los que habitamos esta realidad de tres dimensiones, primordialmente, la materia está encerrada en ella y desde ese punto de vista la libertad es inalcanzable.
31 agosto 2011
Individualidad
30 junio 2011
Huye del aburrimiento
01 mayo 2011
El regalo más grande
28 febrero 2011
Tratar es la puerta a la mediocridad.
Ante cualquier fracaso las justificaciones sobran, una de las más comunes es: "al menos traté de hacerlo... no pude, pero traté". A mí me ha ocurrido muchas veces. Me he sentido muy inspiración, hay situaciones que han incrementado mis anhelos y me han recordado que soy capaz de hacer todo lo que me proponga. Cuando he alcanzado un nivel de inspiración alto, intento proponerme firmemente hacer todo lo posible por conseguir lo que deseo, intento poner en práctica todo lo aprendido, intento coger el valor de salir a la calle a enfrentar huracanes y mantenerme en pie, porque quiero intentar conseguir mis sueños... sin embargo, todo queda en intentos.
Mentaliza actuar y no intentar actuar.
Intentar es un verbo de acción pasiva, actuar de activa.
"Hoy es el día para poder cambiar de actitud.
Ya no trates de cambiar, mejor cambia.
Ya no trates de hacer, mejor haz.
Ya no trates de sonreir, mejor sonrié.
Ya no trates de cumplir, mejor cumple.Ya no trates de crear, mejor crea.
Ya no trates de actuar, mejor actúa.
Tratar es la puerta a la mediocridad.
El universo es acción
y si no te unes al ritmo de este movimiento,
solo mirarás a otros triunfar".Xtiam Morales.
26 enero 2011
La procesión de los meses.
Órbitas muy bien definidas.
Mientras la Tierra danza frente al Sol, rodeándole, unidos por una fuerza inagotable, cada habitante de ese planeta azul llamado Tierra, es rodeado por sus pensamientos danzantes, parte de ellos son sus deseos, más sin embargo, éstos no son necesariamente metas concretas. Hay un conflicto evidente entre nuestros deseos y las metas.
Mientras los terrícolas caminamos hacia todas direcciones en un aparente caos, la Tierra tiene movimientos específicos, hay una fuerza de atracción suficientemente grande que le dibuja una órbita al rededor del sol, repitiendo este proceso indefinidamente. Y nosotros, los habitantes, vivimos cada uno en su órbita, las cuales lastimosamente, no tienen una fuerza definida que les dé forma para llegar a una meta concreta.
Los cambios son importantes cuando se ejecutan para mejorar, y como los seres humanos no somos planetas, podemos cambiar nuestras órbitas a nuestro antojo, pero insisto, solo si esos cambios son para ayudarnos a marcar un sendero que nos lleve a conquistar nuestras metas, las cuales, más que simples deseos, son sueños bien definidos con el propósito inherente de ser alcanzados.
La escala del tiempo.
Existe un factor que engaña la precepción de ubicación de las metas en el tiempo, es su escala o manera de medirlo. En la actualidad, la medición del tiempo está dado en porciones pequeñas: segundos, días, semanas, etcétera; escalas medianas que en el mundo occidental son los meses, bimestres, trimestres, semestres y años; y escalas mayores que son los lustros, décadas, siglos, etc. El peor error después de conocer cuál es nuestro propósito principal en la vida, es creer que tenemos toda la vida para realizarlo, pero... ¿qué es toda la vida? Necesitamos ubicarlo en la escala de tiempo y decir: "mi propósito de vida debe ser alcanzado a la edad de treinta años", por ejemplo. Cada meta es diferente y depende de un gran número de variables para ser alcanzada, debemos por lo tanto aprender a asignarle un tiempo a cada uno de nuestros proyectos.
El error de posponer nuestras actividades es otro muy común. Iniciamos cada año imaginando un sin fin de objetivos que quisiéramos ejecutar antes del próximo diciembre, y como no les asignamos un tiempo, a medida que pasan los meses los aplazamos. Cuando llegamos a la mitad del año nos asustamos de lo rápido que pasa el tiempo, más sin embargo decimos: "aún tengo todo el resto del año para realizarlo". Y así se pasan los meses y llegamos al fin del año repitiendo la misma historia.
Un tiempo para cada actividad y para cada actividad un tiempo.
Dedica un tiempo para hacer planes: establecer proyectos con sus objetivos y el período en que se van a realizar. Cuando un proyecto es muy grande se debe segmentar para asignarle tiempos más cortos a fin de evaluar los resultados y conocer si debemos acelerar el paso o recurrir a otros medios para cumplir nuestro propósito final.